De forma aritmética como cualquier escena que no lo parezca, como el sosiego del elefante, el 23 de abril salí del sanatorio por mi propio pie, dejando el agradecimiento al contado a todos cuantos me vieron. Dijeron los profesionales del subterfugio de los pretextos que había recuperado la cordura; sin embargo yo sabía que Algo me seguiría siempre como un fiel porteador, con todo lo acumulado a lo largo de los días, los años, la unidad del tiempo perdido y la forma de encontrarlo.
Algún día un ser evolutivamente sensible puede que me dé a conocer, un bonobo, un ser de relaciones sociales afectivas, una presa perfecta para Algo.
Algún día un ser evolutivamente sensible puede que me dé a conocer, un bonobo, un ser de relaciones sociales afectivas, una presa perfecta para Algo.